miércoles, 18 de junio de 2014

Mira al cielo.

¡Mira al cielo! ¡Más allá de las nubes! ¡Hasta la última estrella del universo!
Si puedes verla, aún hay esperanza. 
Podrás colorear ese cielo gris y amenazante para que derrame el bien sobre la tierra.

nicolás vaquero martín.

Último aliento.


En el último aliento
aún regalas belleza
tus pálidos pétalos
se sostienen apenas
arrugados y mustios
pero libres por siempre.

En el último suspiro
gritas a la vida:
¡no te vayas amiga!
que he de volar
todavía los espacios eternos
ese aire que respiras.

Tómame y llévame
a tu corazón dormido
te regalaré mi último aliento
te daré la vida
con el último suspiro.

nicolás vaquero martín.

martes, 17 de junio de 2014

Agua fresca.

En el agua fresca y clara 
de este arroyo perdido
lava, limpia tu cara
abre los ojos, mira sin miedo
a la verdad.
Sentirás frío,
pero te reconfortará.
Verás que tu corazón ansía
agua nueva y fría
para despertar.

Nicolás Vaquero Martín.

Del alma.

En esos paisajes del alma, interiores profundos de viejas heridas secretas, entre las siluetas oscuras de esas conocidas ramas prendidas en la tierra, jugando entre las aristas rectilíneas de abandonados edificios llenos de historias olvidadas respiran, alientan, se resguardan los más queridos recuerdos de una vida intensa, cumplida de esperanzas y de anhelos, colmada, como todas, de dolor y desengaño. Pero ¡mira tu! que miras, y medita: es un contraluz, hay luz, pero nos ciega, porque no hemos aprendido a mirar. 

nicolás vaquero martín.

Nostalgia.

Nostalgia de mundos escondidos
de aires ocultos
de luces secretas.
Nostalgia de susurrantes voces
de verdades que rompen
las almas ingrávidas.
Nostalgia de alientos perdidos
de manos fundidas
de abrazos profundos
de besos sin tiempo.
¿Nostalgia?
Buscando caminos del cielo
mientras el viento mece las ramas
escrutando las nubes inquietas
entre los rayos de luz hirientes.
Nostalgia.

nicolás vaquero martín.

Añoranza.

 Añoro los atardeceres rojos
de mis sueños olvidados.
Ansío un nuevo cielo de poniente
pintando  su dolor eterno,
que haga sonar la solitaria cuerda
de la belleza,
en los corazones limpios
de cadenas, ataduras
y alambres de espino.


nicolás vaquero martín.