Bailan las hojas
mecidas por el frío viento
del otoño.
Libres en su belleza
buscan los últimos rayos
de luz para ellas.
No conocen las cadenas
pero se abrazan y besan
revoloteando sin someterse
más que a su sencilla naturaleza.
Quiero volar de tu mano
libres, a merced del viento
en otoñales caminos
con destino al infinito.
Ahora que moriremos
más allá del invierno
recordaremos los juegos
el suave baile del viento.
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